En sus 27 años de vida comercial, el Concorde transportó a 2,5 millones de pasajeros y realizó unos cinco mil vuelos. Por su elevado costo se decidió construir solamente20 de los 100 proyectados y sólo funcionaron 14. El 26 de septiembre de 1973 entró definitivamente en la historia. Ese día estableció el récord de haber cruzado el Océano Atlántico en poco más de tres horas y media.

El avión supersónico Concorde voló desde Washington a París en ese tiempo impactante. Para dimensionar semejante logro, vale recordar que los aviones subsónicos hacían ese recorrido normalmente en 7 horas y 30 minutos. En ese día histórico, hizo el trayecto a más de 1.500 kilómetros por hora, una velocidad inédita en vuelos comerciales.

Su desarrollo y fabricación fueron una gran inversión económica para las empresas BAC y Aerospatiale. Además, los gobiernos franceses y británicos habían dado generosas subvenciones a British Airways y Air France para el desarrollo y adquisición del aparato.

El día que el Concorde cruzó al Atlántico en 3 horas y 32 minutos

El Concorde tenía una pantalla digital al frente de la cabina que mostraba a los pasajeros a la velocidad que iba. En algún momento se alcanzaba los 2.02 Mach, es decir, 2.02 veces la velocidad del sonido. Esa fue la velocidad que usó el día del récord para cubrir el trayecto entre las capitales de Francia y Estados Unidos.

“Se hicieron vuelos de prueba a Islandia y de regreso y se recorrieron 3700 millas sin detenernos”, indicó en su momento Gilbert Defer, uno de los pilotos de dicha nave. “De hecho, estábamos preparados para volar de París a Washington antes del vuelo inaugural con una docena de congresistas norteamericanos solamente para demostrar qué tan rápido y fácil era hacer estos vuelos. Pero alguien en British Airways y en el gobierno francés vetaron la idea al último minuto por temor a las críticas de los ambientalistas”.

Su diseño era de avanzada, lo que llevaba un elevado costo de producción, casi 1.000 millones de libras por unidad. A pesar de su elevado costo de mantenimiento y producción, el Concorde fue un emblema de las empresas British Airways y Air France. Muchos famosos querían experimentar la velocidad supersónica, entre ellos, la reina Isabel II, Elizabeth Taylor, Elton John fueron los afortunados de poder volar.

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