“Lo primero que representa San Juan es la comida, el fuego y la alegría”, señaló el museólogo e investigador Walter Díaz Ayala, al referirse a esta fiesta realizada cada 24 de junio, en honor de San Juan Bautista y que coincide con los días en torno al solsticio de verano en el hemisferio norte.
Díaz explicó que aunque esta tradición provenga “del proceso de evangelización española”, en la que hubo también una “conquista espiritual”, los paraguayos se han apropiado de ella, al incorporar en las comidas típicas ingredientes propios de la cultura guaraní como la yuca y el maíz, en vez, por ejemplo, del trigo con el que originalmente se hacían los platillos de la celebración.
“San Juan te muestra una mesa abundante, una puerta abierta para compartir”, afirmó el experto que destacó a aperitivos como el ‘pastel mandi’o’ (empanada de yuca) o la ‘payaguá mascada’, una torta frita hecha con carne y yuca y otros manjares que se consumen en las fiestas de junio.
El fuego como símbolo
Pero el símbolo principal de la festividad es el fuego, presente en las hogueras, en el toro candil (muñeco de un toro con las astas encendidas usado para simular una corrida) o la ‘pelota tata’ (pelota de fuego, en guaraní) con la que la comunidad juega.
“El fuego va a ser el elemento central (…) es quemar toda la tristeza, toda la pena, despojarse de todo lo viejo, es transformar”, aseguró el investigador que añadió que los juegos y prácticas donde interviene la candela animan a la congregación y rompen con el individualismo.
Una de esas tradiciones que persiste es la quema en la noche del 24 de junio del ‘Judas kái’ (el Judas que se quema, en guaraní), un muñeco de trapo que representa “todos los antivalores”, según el experto, y que por lo general caracteriza a personajes polémicos, políticos o simplemente a los ‘odiosos’ de la familia.
Mantener las tradiciones
Al ser una fiesta de unidad y compartida por todos los estratos de la sociedad, Díaz, instó a mantener “vivo el fuego de la memoria” y el afecto por las tradiciones.
La antropóloga paraguaya Marilín Rehnfeldt coincidió con que las tradiciones cristiana y guaraní “se amalgamaron” en Paraguay para dar paso a “una fiesta comunitaria muy importante” rodeada del fuego, así como en tradición original europea.
“El fuego también en la cultura guaraní tiene un significado muy importante. La mujer indígena es la dueña del ‘lugar del fuego’, ella es la que maneja el fuego, en el sentido que maneja el centro familiar”, refirió.
La antropóloga afirmó igualmente que este elemento es una “señal comunitaria” y un “lugar de encuentro” en esta fiesta de “la amistad y del alimento”.