El 23 de julio de 1977 fallecía en Buenos Aires, Argentina, el gran Arsenio Pastor Erico Martínez, el legendario ‘Saltarín Rojo’.
Erico fue, a decir de los que presenciaron sus acrobacias y tardes de gloria, lo mejor que el balompié guaraní produjo a lo largo de toda su historia.
Formado en Nacional, donde debutó en Primera a los 15 años, le dio una breve pausa a su carrera deportiva para ir al cuartel, donde obtuvo su baja, gracias a la cual no tuvo problemas para posteriormente cruzar a Argentina, donde terminaría formando parte del Independiente de Avellaneda.
La revista El Gráfico, cuya edición impresa dejó de existir hace unos años, sacó en su web una redacción hecha en 1938 por el periodista Alfredo Rossi, conocido en su época como “Chantecler”, quien lo califica a Erico de “trampolín invisible” por su notable juego aéreo.
“Llamó la atención porque era de la clase de los famosos paraguayitos que nos asombraron en 1921, cuando hicieron su exitoso bautismo en lides internacionales”, reza parte del artículo.
Añade que “tenía la pasta de los Fleitas Solich, Rivas, (Delfín) Benítez Cáceres, de esos cracks que el viejo Laguna decía con orgullo ‘son mis pollos’. La cualidad más asombrosa de este forward (delantero) de goma es su agilidad para el salto. Da la sensación de que saltara con trampolín. Esto es Erico: un hombre completo. El que domina la pelota en lo alto y en lo bajo”.
Siempre basado en la pluma de “Chantecler”, Erico fue la “pesadilla” de “arqueros, halves y backs, cuyo desasosiego consiste en que no saben por dónde ha de venir la carga de ese general caprichoso, casi siempre original, certero y fulminante”.
El canterano tricolor es, aunque se empeñen en instalar las más infames de las teorías negacionistas, el máximo goleador en la historia de Independiente y del fútbol argentino con 295 conquistas (en principio 293 pero le atribuyen 2 más) en 325 partidos.
Está considerado como el paraguayo más efectivo en Primera División con 331 goles en 372 juegos, ubicándose así en el puesto 34 de la tabla histórica confeccionada por la IFFHS.
Otra marca que impuso Erico, jugando por el Rojo, es la arrolladora canasta de 47 goles en un mismo torneo (1937).
Erico se hizo leyenda a los 62 años de edad. Sus restos descansaron por casi cuatro décadas en el cementerio de Morón, hasta volver a Paraguay a un mausoleo especialmente hecho para él en el Museo de la Asociación Paraguaya de Fútbol.
Aunque es el más grande exponente del fútbol guaraní, en una suerte de broma del destino, nunca llegó a defender a la selección en un partido oficial, pero sí disputó unos amistosos con un combinado compatriota que salió de gira para recaudar fondos para los combatientes de la Guerra del Chaco.