
A partir de los 40 años, la pérdida de masa muscular se convierte en un desafío silencioso que puede comprometer la fuerza y la autonomía de los hombres. Aunque este proceso, conocido como sarcopenia, comienza de forma gradual desde los 30, expertos advierten que su avance se acelera con la edad y puede dificultar actividades cotidianas como subir escaleras o cargar objetos.
Según Esquire, la clave para frenar este deterioro reside en adoptar rutinas de ejercicio de fuerza y mantener una alimentación adecuada, estrategias respaldadas por especialistas en longevidad y entrenamiento físico.
¿Qué es la sarcopenia y cómo afecta la vida diaria?
La sarcopenia se define como la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular asociada al envejecimiento. Este fenómeno no solo implica una disminución de la capacidad física, sino que también afecta la independencia funcional.
Gonzalo Ruíz Utrilla, biohacker y experto en longevidad, le explicó a dicho medio que “el ser humano necesita fuerza para caminar, preparar la comida, mover objetos, sentarnos, levantarnos; la fuerza la aplicamos para todo, perderla es perder nuestra autonomía, la capacidad de ser independientes”.
La relación entre masa muscular y densidad ósea es estrecha: a medida que los músculos se fortalecen, los huesos también ganan densidad, mientras que la pérdida muscular incrementa el riesgo de fracturas y limita la movilidad.
Vikika Costa, entrenadora y creadora de Entrena Virtual, subrayó que incluso quienes han mantenido una vida activa pueden experimentar sarcopenia si reducen la intensidad, frecuencia o variedad de sus entrenamientos, o descuidan la alimentación. “Incluso los hombres que han hecho ejercicio toda la vida pueden perder masa muscular con la edad, especialmente si disminuyen la intensidad, la frecuencia o la variedad de entrenamiento, o no cuidan su alimentación”, señaló en declaraciones recogidas por Esquire.
Factores de riesgo y causas de la pérdida muscular
El envejecimiento es el principal factor de riesgo para la sarcopenia, pero no actúa solo. Según Ruíz Utrilla, el sedentarismo, el estrés, la mala alimentación y los hábitos poco saludables agravan la situación.
En España, una parte significativa de la población masculina presenta sobrepeso y malnutrición, lo que acelera la pérdida de masa muscular. El estilo de vida moderno, caracterizado por la escasa actividad física y el consumo de alimentos ultraprocesados, contribuye a este deterioro.
“En España hay una gran parte de la población que tiene sobrepeso, que vive inflamada y está malnutrida, consecuencia de un estilo de vida con demasiado estrés, malos hábitos, escasa actividad física y una dieta pobre llena de ultraprocesados”, detalló Ruíz Utrilla.
El estrés crónico y la falta de sueño también afectan negativamente la regeneración muscular y la capacidad de mantener la fuerza, lo que incrementa la vulnerabilidad a la sarcopenia a partir de los 40 años.
Pruebas y métodos para medir la masa muscular y la fuerza
Existen diversas pruebas y métodos para evaluar estos parámetros. La masa muscular puede medirse mediante bioimpedancia o DEXA (densitometría ósea), una técnica que utiliza rayos X de baja dosis para determinar tanto la densidad mineral ósea como la cantidad de tejido muscular. La relación entre ambos indicadores es relevante, ya que la pérdida de músculo suele ir acompañada de una reducción en la densidad ósea.