
El 1° de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría, una efeméride que invita a reflexionar sobre la importancia de la felicidad en la vida cotidiana y a adoptar prácticas que favorecen el bienestar emocional.
El Día Mundial de la Alegría nació en 2010, cuando el gestor cultural colombiano Alfonso Becerra propuso la creación de esta efeméride durante el Congreso de Gestión Cultural realizado en Chile.
La iniciativa surgió como una invitación a valorar la alegría como un componente esencial de la existencia y pronto se extendió a otros países de América Latina, como Argentina y Brasil. Con el paso del tiempo, la celebración trascendió fronteras y alcanzó reconocimiento global, consolidándose como una fecha para promover actividades y reflexiones orientadas al bienestar emocional.
La alegría no es solo una emoción pasajera; desencadena una serie de cambios fisiológicos y psicológicos significativos que pueden mejorar nuestra salud física y mental, explicó el Colegio Real de Cirujanos de Irlanda (RCSI en inglés).
Y agregaron: “La alegría es muy diferente de nuestras demás emociones. Se relaciona con lograr algo que hemos deseado durante mucho tiempo, cuyo resultado supera nuestras expectativas. La alegría suele referirse a una sensación general de satisfacción con la vida que surge tras experimentar asombro o maravilla”.
Si bien la alegría se experimenta de forma natural, la felicidad suele buscarse, detallaron los expertos. “Incluso la forma en que expresamos alegría es diferente a nuestras otras emociones. La sonrisa que produce es distinta a cómo sonreímos cuando estamos felices».
La alegría crea lo que se conoce como sonrisa de Duchenne, explicaron: “Una sonrisa involuntaria y genuina que se refleja en nuestros ojos. Este tipo de sonrisa se asocia con diversos beneficios, como mejoras en la salud física, una mejor recuperación tras una enfermedad y vínculos más fuertes con los demás».