Cómo identificar una naranja dulce y jugosa

Con la llegada del clima cálido, las naranjas se convierten en una de las frutas preferidas para acompañar las tardes de primavera y verano. Gracias a su frescura y sabor, son ideales tanto como colación saludable o como postre natural.
Sin embargo, no siempre resulta fácil dar con naranjas dulces y de buena calidad. Aunque muchos creen que el tamaño define el sabor, la realidad es que no siempre las más grandes son las mejores.
Claves para elegir una buena naranja
No te guíes solo por el tamaño: es un mito que la naranja más grande es la más sabrosa. De hecho, las más pequeñas suelen concentrar mayor jugo y sabor.
Revisá la piel: la cáscara debe estar firme, brillante y sin manchas oscuras. Si es demasiado gruesa o rugosa, probablemente contenga menos jugo en su interior.
Prestá atención al peso: una naranja que se siente pesada en relación a su tamaño suele ser sinónimo de jugosidad. En cambio, las más livianas tienden a estar secas.
El color importa: lo ideal es elegir frutas con un tono naranja intenso y uniforme. Algunas zonas verdes cerca del tallo no representan un problema, pero conviene evitar aquellas con partes blandas o golpes visibles.
Otros detalles a tener en cuenta
El aroma: una buena naranja desprende un perfume fresco y cítrico. Si no tiene olor, probablemente todavía no esté madura.
La textura: la piel debe ser lisa y apenas rugosa. Si está demasiado blanda o presenta hundimientos, es mejor descartarla.
Para que mantengan su frescura, lo ideal es guardar las naranjas en un lugar fresco, ventilado y alejado de la luz directa. De esta manera, conservarán su jugo y sabor por más tiempo.