Investigadores suecos aseguran que los vasos de papel, presentados como una alternativa menos contaminante a los de plástico, pueden resultar igual o más tóxicos.

Estos recipientes están recubiertos con una fina capa de plástico para evitar la filtración de líquidos que terminan por “desprender sustancias químicas” al ambiente, según advierte la profesora asociada de Ciencias Ambientales de la Universidad de Gotemburgo, Suecia y autora principal de la investigación, Bethanie Carney Almroth.

En el estudio, que fue publicado recientemente en la revista Environmental Pollution, se realizaron pruebas utilizando larvas de jejenes, organismos comúnmente empleados en evaluaciones de toxicidad. Tras cuatro semanas en las que dejaron disolver los vasos en agua y sedimentos, descubrieron una afectación notable en el crecimiento y el desarrollo de las larvas.

“Observamos una inhibición significativa del crecimiento con todos los materiales probados cuando las larvas fueron expuestas en sedimentos contaminados”, se lee en el documento. “También se observaron retrasos en el desarrollo de todos los materiales, tanto en agua como en sedimentos contaminados”, resalta.

La razón

Los vasos biodegradables o de papel a menudo están recubiertos con una capa de ácido poliláctico, también conocido como PLA o bioplástico. Este material es un poliéster fabricado a partir de biomasa renovable, normalmente de almidón fermentado de plantas como el maíz, la yuca, la caña de azúcar o la pulpa de remolacha azucarera, según explica Biopack una de las compañías fabricantes de este material, más importantes del mercado.

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