Uno de los factores que más influye en los problemas de sueño es la alimentación, ya que, las cenas pesadas tienden a ralentizar y dificultar la digestión y esto hace que sintamos el estómago pesado, lo cual puede desencadenar en que no podamos conciliar el sueño. Por eso, a partir de ciertas horas, conviene huir de las frituras o los alimentos estimulantes, como la cafeína y los azúcares y lo mejor es sustituirlos por platos más ligeros que nos ayuden a inducir el sueño.

Los lácteos son los alimentos más recomendables para cenar porque nos ayudan a dormir mejor, según afirmaron las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, codirectoras de la Clínica Mira+Cueto de Madrid. Algo tan sencillo como tomar un vaso de leche caliente antes de irnos a la cama nos ayuda a conciliar el sueño.

Esto se debe a que los lácteos tienen un alto contenido en triptófano, que es un precursor de la serotonina que a su vez es precursor de la melatonina que estimula el sueño, explicaron las especialistas. Sin embargo, en el caso de los adultos, las expertas recomiendan que sea leche sin lactosa, ya que se digiere mejor. Por las noches, debemos incluir, además, alimentos que se digieran bien y que ayuden a tener un sueño reparador.

Igual de bueno que un vaso de leche resulta incluir los lácteos en otros platos o convertirlo, por ejemplo, en un postre saludable. Asimismo, adoptar este truco alimenticio antes de dormir también nos ayudará a sentirnos menos hinchados. Las médicas destacaron que no es una recomendación que valga para todo el mundo, ya que no todos asimilan igual de bien los lácteos y según sea nuestro caso, conviene incluirlos o no. Por ejemplo, si estamos en un proceso de pérdida de peso, lo que aconsejan es retirar los lácteos por la noche, sobre todo los quesos grasos o semicurados y, a medida de que se vaya perdiendo peso, reintroducirlos poco a poco como el yogur, pero desnatado.

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