Al amanecer, este lunes 27 de mayo, sobre el campamento de desplazados en el barrio de Tel Al-Sultan, en el oeste de Rafah, aún salía humo tras las llamas causadas por el bombardeo israelí que golpeó la zona horas antes.
Al menos 45 personas murieron, la gran mayoría mujeres, niños y adultos mayores, según la última actualización del Ministerio de Salud local, que alertó que la cifra de víctimas mortales podrían aumentar conforme se rescataran cuerpos de los escombros y debido a que algunos de los heridos enfrentan graves quemaduras.
Sentado entre los cuerpos de sus familiares, a la espera de poder ser enterrados, Aben Mohammed Al-Attar, uno de los miles de palestinos internamente desplazados en medio de las hostilidades en curso en Gaza, aseguró a la agencia de noticias Reuters que el Ejército israelí mintió al afirmar que el oeste de Rafah sería una “zona segura”.
Y es que el ataque se produjo en un área de refugio, que había sido designado por las tropas israelíes como segura, después de que en las últimas semanas los militares hicieran nuevos llamados de «evacuación», calificados por la ONU como desplazamiento forzado.
“El Ejército miente. No hay seguridad en Gaza. No hay seguridad, ni para un niño, ni para un adulto mayor o una mujer (…) ¿Qué hicieron para merecerlo? Ahora sus hijos son huérfanos”, cuestionó Al-Attar, al lamentar la muerte de su hermano y su cuñada.
Este lunes, la abogada general del Ejército de Israel, Yifat Tomer Yerushalmi, declaró que el incidente era “muy grave” y aseguró que “las Fuerzas de Defensa israelíes lamentan que no-combatientes hayan resultado heridos durante la guerra”.
Rafah, hacia donde se habían desplazado cerca de la mitad de la población de 2.3 millones de gazatíes, en casi ocho meses de guerra, era considerado el último lugar relativamente seguro del enclave hasta que Israel-pese a repetidas advertencias de la comunidad internacional sobre las posibles catastróficas consecuencias humanitarias- inició una incursión militar terrestre el pasado 6 de mayo.
Desde entonces, al menos 800.000 palestinos que estaban en Rafah han vuelto a desplazarse, huyendo hacia zonas designadas como «seguras» por el Ejército israelí. Entre ellas el oeste de Rafah, ya que la incursión se iba a centrar en el este.
Israel defiende que usó misiles de «alta precisión» y mató dos altos mandos de Hamás
El Ejército israelí justificó el bombardeo al oeste de Rafah, alegando que, basados en “informes precisos”, el ataque estaba dirigido a dos altos mandos del brazo armado de Hamás: Yassin Rabia y Khaled Nagar, presuntamente implicados en el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre.
La institución castrense señaló que utilizó armas de «precisión» contra blancos «legítimos».
Desde el ataque de Hamás en el sur de Israel, hace más de siete meses-en el que murieron cerca de 1.200 israelíes y extranjeros, en su mayoría civiles, y 250 fueron llevadas a la Franja de Gaza como rehenes- las tropas del Estado de mayoría judía han atacado la infraestructura civil de la Franja de Gaza por aire, mar y tierra.
Además, han limitado severamente el acceso de la ayuda humanitaria, mientras justifica su objetivo declarado de “erradicar” a Hamás.